Convertida en loft

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Llevaba unas semanas un poco desanimada con el tema de las publicaciones porque, como os he comentado en alguna ocasión, el material que encontraba para compartir con vosotros no me terminaba de llenar. Ni me terminaba de llenar, ni de llegar al alma. Aunque no os lo creáis, para mi es muy difícil hacer una selección que termine de convencerme, que pase todos mis filtros antes de que llegue a vosotros. No sabía que estaba pasando pero últimamente no me identificaba demasiado con lo que veía y me costaba escribir un nuevo post. Después de lo que me estoy encontrando los últimos días quiero pensar que puede haber sido el verano. Esperemos que esto siga así y aunque hace tiempo que tenía en los archivos esta antigua fábrica convertida en loft, parece que algo está cambiando.

No os podéis imaginar la alegría que me entra cada vez que descubro una casa tan bonita como esta que tenéis hoy aquí. Además que como sabéis, el concepto loft me pierde, hay que reconocer que está decorada más que con mucho gusto, con mucho amor. En una palabra: es “entrañable”. Es posible que la zona del comedor la hayáis visto tropecientas veces en fotos pero ahora ya no es necesario imaginar el resto de la casa. Ya la tenemos aquí.

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Voy a resaltar lo que más me gusta y es la decadencia de las paredes que han dejado con todo su tono industrial. Si ya me gustan las paredes de ladrillo combinadas con los revestimientos de madera de la cocina, los techos en los que se ve el forjado acompañados de la decoración en escayola, ni os cuento. Son elecciones que aunque resulten arriesgadas, en el fondo, es lo que hacen una casa diferente. Del resto no hace falta que diga nada porque lo vais a saber ver vosotros mismos. ¡Espero que os guste!

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